Los desayunos al paso: Una expresión de la informalidad en el Perú y una extensión de la precarización laboral y la generación del autoempleo
Escrito por: Arnold Kevin Mejía Velarde, estudiante de Sociología de IX ciclo de la UNMSM
Correo: amejiavelarde@gmail.com
Introducción
El siguiente trabajo ha sido elaborado con el fin de mostrar
a la comunidad científica ciertos puntos dentro del devenir social que hoy en
día enmarcan nuestras relaciones sociales dentro del espectro laboral. Así, las
relaciones laborales en nuestro país han caído en un cuadro de precarización
que cada vez hunde a muchas personas en condiciones laborales poco dignas,
conllevando esto a que el individuo trate de buscar nuevas e ingeniosas formas
de solventar sus necesidades.
Es así que con el fin de poder explicar un poco estas
condiciones sociales que presenta el ciudadano peruano, se escoge como objeto
de estudio a esta ingeniosa forma de hacer “negocio” expresada en la venta de desayunos al paso. Llamamos de esta
forma a esta actividad comercial debido a que sus locales de servicio se
encuentran en la calles, se encuentran repartidas en muchas esquinas y
paraderos de Lima Metropolitana con el fin de llegar a todo tipo de público
consumidor.
Entonces, nos concentramos en hacer un análisis de los
factores por los cuales este tipo de servicios nacen. Así, debemos mencionar
que la gran mayoría de personas que se dedican a este autoempleo, sí, autoempleo generado por distintos motivos que en adelante
nos encargaremos de esbozar; se encuentran bajo el sector informal.
Otros de los factores por los cuales se da la necesidad de
crear estos empleos es por la condiciones laborales ínfimas que el sector
formal da a los trabajadores. Esto es explicado bajo el concepto de precarización laboral.
Y por último, tratamos de explicar este hecho en relación a
un proceso social mucho más general y macro. Nos referimos a este salto de
sociedad industrial a una sociedad
postindustrial, dejando de lado la producción de bienes para concentrarse
en la generación de servicios; dándose en nuestro país este proceso en los
diferentes sectores de nuestra economía.
Informalidad
En el Perú, la tasa de informalidad para el año 2014,
según datos del INEI, llega a un 72.8% de la población ocupada. Esto acarrea reflexiones sobre el estado de nuestro
país. Estas reflexiones pueden ir desde qué tipo de consecuencias puede traer
este grado de informalidad para la economía peruana, hasta cuáles son las
condiciones laborales en nuestro país generadas por este tipo de economía.
En el primer trimestre del año 2017, la población en
edad de trabajar (de 15 a 65 años de edad) aumentó en 81 564 personas; y los
puestos creados por el Estado enmarcado dentro de sus propias políticas
gubernamentales, no llegan al mismo número (25000); dando como resultado un
margen de personas que al no acceder a esos puestos de trabajo formales,
tienden a la creación de autoempleos o trabajos en condiciones precarias[1].
Así, el
concepto de sector informal propuesto por la OIT en 2003 es el siguiente:
“El sector
informal puede describirse en términos generales como un conjunto de unidades
dedicadas a la producción de bienes o la prestación de servicios con la
finalidad primordial de crear empleos y generar ingresos para las personas que
participan en esa actividad. Estas unidades funcionan típicamente en pequeña
escala, con una organización rudimentaria, en la que hay muy poca o ninguna
distinción entre el trabajo y el capital como factores de producción. Las
relaciones de empleo - en los casos en que existan - se basan más bien en el
empleo ocasional, el parentesco o las relaciones personales y sociales, y no en
acuerdos contractuales que supongan garantías formales.” (OIT, 2003, incisos
5.1 y 5.2).
También
Francisco Durand establece que en el caso de la informalidad[2]:
El síntoma
más visible de su existencia y vitalidad es el comercio ambulatorio,
especializado en cierto tipo de productos que son vendidos mayormente en los
mercados informales en locales o en las calles, esquinas y carreteras de todo
el país. Se trata de un ejército de vendedores que abastece principalmente a
los pobres. Detrás de ellos, en las sombras del anonimato, operan, según los
productos, grandes proveedores. El origen legal de lo vendido es variado:
pueden ser formales, informales, de contrabando o simplemente robados. El
ejército informal de comercio venden entonces parte de lo producido por las dos
otras economías aparte de la suya.” (Durand, 2007)
Comercio ambulatorio y autoempleo
En relación
a ese comercio ambulatorio que
Francisco Durand menciona, empezaremos a hablar un poco sobre lo que
denominamos Desayunos al paso. Actualmente
podemos observar que el negocio de la venta de desayunos –al menos en Lima
Metropolitana- se ha proliferado de manera inconmensurable, a tal punto que
podemos ubicar este tipo de servicio en cada esquina estratégica de las calles
por donde transitamos. En el día a día, nos es indispensable la idea de
consumir los primeros alimentos del día; ya sea por la costumbre del consumo de
dichos alimentos, o por la necesidad de mantenerse con energía en el
transcurrir del día y así poder laborar de manera óptima. Ahora, se debe que
entender que la generación de este tipo de servicios se construye bajo
condiciones de trabajo informal. Esto puede ser ocasionado debido a que el
sector formal está invadido por varias trabas legales que impiden que el
peruano que quiere trabajar para satisfacer sus necesidad se pueda sumar a
dicho sector. Esto puede ser explicado desde un enfoque liberal. Este señala
que la informalidad es producto de las trabas burocráticas que impiden el
normal funcionamiento de los mecanismos de mercado (INEI, 2014). Esto se puede
entender mejor bajo la lógica de que la informalidad se presenta como una
respuesta popular a esa estructura rígida de los estados mercantilistas que
solo permiten participar en la economía a una pequeña elite.
Así, y quizá
impulsado bajo este emprendedurismo
peruano, los individuos salen a las calles en busca de mejores condiciones
para poderse solventar la vida. Es ese sentido, se empiezan a crear nuevos
servicios que no implique tener que pagar algún tipo de tributo que aminore sus
ganancias, creando así lo que se denomina el autoempleo. Entendemos a esta categoría como un trabajo que genera ingresos
directos sin la necesidad de esperar una paga mensual determinada. Este,
inestable per se en relación a las ganancias, se crea también bajo el eslogan
de “ser uno mismo su propio jefe”, algo que puede generar en el trabajador
cierta tranquilidad debido a que este no está a la orden de un jefe o
administrador.
Bajo estas
condiciones, los desayunos al paso son un empleo creado por los mismos
individuos que llega a ser rentable para ellos mismos.
Precarización laboral y el paso a una sociedad pos-industrial
La
generación de estos servicios también se puede explicar debido a la precarización laboral que experimenta
actualmente Latinoamérica. En ese sentido, Julián Vejar (2013) nos dirá que:
El concepto
de precariedad laboral tiende asociarse al deterioro de las condiciones
laborales, a una condición de inestabilidad laboral, y/o inseguridad laboral;
un lugar en el espacio social donde el/la trabajador/a se encuentra
desprotegido/a ante la expansión de las relaciones no formales, donde las leyes
no lo resguardan, donde no existe derecho de afiliación o participación
sindical, etc. (p. 24)
Podemos materializar la precarización en el Perú en lo
que llamamos el tiempo de contratación. Actualmente
la inestabilidad laboral se puede observar en los cortos espacios de tiempo en
el que el trabajador(a) es contratado(a) por diferentes empresas. Así, podemos
citar ejemplos como son las denominadas empresas retail. Estas contratan a personal (como mercaderistas o impulsores
de ventas de productos) bajo la modalidad de 3 meses de duración de dicho
contrato. Esto, en general, ha conllevado a crear crisis emocionales de muchos
trabajadores ya que, en casos muy extremos donde los contratos laborales son de
1 mes de duración, por la incertidumbre de no saber si seguirán en el trabajo o
no. A esto se debe sumar que estas empresas no llegan a considerar o hacer
valer muchos de los derechos laborales obtenidos por esas luchas constantes
ocurridas anteriormente (como la lucha por las 8 horas de trabajo).
Debido a esto, los individuos tienden a escapar de
estas condiciones laborales y buscan mejores condiciones en la autogeneración
de ganancias poniendo sus puestos de trabajo en mercados informales que les dan
la facilidad de poder trabajar sin esas trabas burocráticas, pero con la
contraparte de no tener condiciones laborales estables (referidos al ingreso
económico más que todo). Algo que podemos apreciar, también, es que los
individuos inmersos en este sector tienden a dejar de lado esos derechos
laborales que les son inherentes ya que fueron conquistados por luchas de
obreros otrora a ellos. Esto puede ser explicado debido a que normalmente estos
derechos no son respetados en su totalidad, y en vez de estar expuestos a estas
malas condiciones, se ven arrastrados a generar empleo.
Otra forma de poder explicar las condiciones en las
que se crean los desayunos al paso, puede ser que todo esto se da en el marco
de una sociedad que transita de lo industrial
a lo postindustrial. Daniel Bell
(1994) nos dice que una sociedad postindustrial se da el cambio de una economía
productora de mercancías a una de servicios. Daniel Bell (1994) nos dirá que la
agricultura y la industria o la manufactura dejan de ser las principales
actividades (propias de una sociedad industrial); los servicios en cambio
absorben la mayoría de la fuerza de trabajo. Esta tendencia se manifiesta
principalmente en los Estados Unidos en donde ha habido un notable incremento
de este sector. Este estará integrado por actividades: personales (lavanderías,
tiendas de menudeo, clínicas de belleza); negocios (bancos, financieras,
inmobiliarias, seguros); transporte, comunicación y servicios públicos;
sanidad, educación, investigación y gobierno. Estas últimas tendrán más peso y
trascendencia en la nueva sociedad.
En relación
a los individuos de sectores económicos bajos, estos son arrastrados hacia
estas condiciones de la sociedad postindustrial que pone más énfasis en la
creación de servicios, pero al ser complicado adentrarse a este sistema bajo un
sector formal no les queda más que entrar al sector informal (que para bien o
para mal, les da mejores condiciones laborales. Esto en la experiencia
inmediata de estos trabajadores).
A la par,
las sociedades industriales ponen también como agente principal al profesional. Así, Daniel Bell (1994) nos
dice lo siguiente:
Lo que
cuenta no es la fuerza bruta, o la energía, sino la información. La persona
clave es el profesional, pues está equipado, por su educación y preparación,
para proporcionar los tipos de especialización cuya demanda aumenta en la
sociedad post-industrial. Si una sociedad industrial se define por la cantidad
de bienes que indican un nivel de vida, la sociedad post-industrial se define
por la calidad de la vida tal como se mide por los servicios y comodidades que
ahora son premios deseables y posibles para todos. (p. 52).
Así, se da
un giro hacia las ocupaciones de cuello blanco y se desarrollan los empleos
profesionales y técnicos principalmente la de los científicos e ingenieros.
Se hace
mención a la profesionalización como
un factor que impulsa la creación de servicios tan simples, y es aquí donde
ubicamos a los desayunos al paso.
Pasamos a
explicar el punto anterior: Debido a la necesidad de profesionales impulsado
por sociedades postindustriales, el trajín laboral de estos trabajadores es muy
pesado, lo que ocasiona que su rutina diaria se vea caracterizada por la falta
de tiempo para realizar algunas actividades. Una de estas, es el consumo de
alimentos por la mañana. Esto producido por diversos factores: la falta de
tiempo debido a que sus centros de labores se ubican a distancias lejanas de
sus viviendas; por ejemplo. Así dentro del grupo de personas que buscan salidas
laborales, estas encuentran este vació que puede ser llenado ofreciendo el
servicio de desayunos al paso. Y una característica que suma a este servicio es
que crea un ambiente fraternal al ofrecer los productos. A esto se puede sumar
también la idea de que los productos son elaborados en casa, no de forma
industrial.
Esta falta
de tiempo y esas incesantes ganas de querer trabajar hasta la saciedad se pude
explicar, según Bauman (2000) bajo la ética del trabajo. Así, esta es
considerada como una norma de vida con dos premisas:
La primera premisa dice que, si se quiere conseguir lo
necesario para vivir y ser feliz, hay hacer algo que los demás consideren
valioso y digno de un pago… la segunda afirma que está mal, que es necio y
moralmente dañino, conformarse con lo ya conseguido y quedarse con menos en
lugar de buscar más… el trabajo es el estado normal de los seres humanos; no
trabajar es anormal. (pp. 17-18)
Es por esto que se explica que el individuo se concentra en
trabajar y se llega a alienar a tal punto que olvida o deja de lado cosas tan
básicas como el tomar desayuno degradando su importancia superponiendo al
trabajo antes que nada. Esto también es propio de una sociedad moderna que
empuja a estas idas y venidas y a este trajín diario que es la vida laboral.
Incluso, Simmel hacía una alegoría con el reloj de mano, y nos decía que en una
sociedad tan cargada como lo es la moderna, el tiempo se había convertido en un
elemento muy importante y que sería un pecado “echarlo por la borda”.
Conclusiones
La precariedad laboral en nuestro país arroja a los
ciudadanos a recurrir a mecanismos de autoempleo. Esto se puede manifestar en
la proliferación de negocios informales en el país.
El incremento de estos negocios puede entenderse en relación
a la nueva sociedad postindustrial que conlleva a un alejamiento de la
producción de bienes y un acercamiento a la generación de servicios.
La profesionalización puede llevar a los sectores, que no
pueden acceder a la educación para especializarse, más pobres a buscar formas
de autofinanciarse pequeños negocios que son inspirados en esos vacíos que la
misma rutina laboral que el profesional tiene deja en blanco. Así se demuestra
una conexión entre ambos sectores.
Referencias bibliográficas
Bell, D. (1994). El
advenimiento de la sociedad post-industrial. Madrid: Alianza editorial.
Durand, F. (2007). El Perú
fracturado: formalidad, informalidad y economía delictiva. Lima: Fondo
editorial del Congreso del Perú.
INEI. (2014). Producción y
empleo informal en el Perú. Cuenta satélite de la economía informal 2007-2012.
Lima: INEI.
OIT (2003). “Directrices
sobre una definición estadística de empleo informal”. Decimoséptima Conferencia
Internacional de Estadísticos del Trabajo (CIET).
Vejar, D. (2013). La
precariedad laboral, modernidad y modernización capitalista. Una contribución
al debate desde América Latina. En M. Rodríguez Llona y P. Vidal Molina
(comp.), Transformación(es) del trabajo: tiempo(s) de precariedad(es) y
resistencia(s) (pp. 21-45). Buenos Aires: Espacio editorial
Zygmunt B. (2000). Trabajo,
consumismo y nuevos pobres. Barcelona: Editorial Gedisa.
[1] Datos recogidos del diario La
República, del día 1 de mayo del 2017. En esta presentación se hace un balance
de las condiciones laborales actuales en el Perú y en qué estado se encuentra
la población ocupada, que comprende tanto el sector formal e informal.
[2] Cabe recalcar que Francisco Durand
divide a la economía peruana en tres sectores principales: El formal, el
informal y el delictivo. Para más detalle e información, véase su libro El Perú fracturado: formalidad, informalidad
y economía delictiva.
Muy buen artículo, me ayudó mucho.
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